Caza, pesca, naturaleza y vida

19 julio 2023

Segundo día de pesca de la temporada 2023

Si el primer día de la temporada fue un cúmulo de sensaciones agridulces por ser el primer día de pesca sin mi padre, el segundo estuvo bien, no tan sentimental, pero fue divertido, efectivo y me ha valido para demostrarme a mi mismo varias cosas que paso a detallar.

Comenzó la aventura desde La Cabrera, me fui el día anterior con ellas para no dejar a mi madre sola y allí estuvimos hasta ayer que volvimos a Tres Cantos. El lunes por la tarde organicé como hacíamos antaño las jornadas de pesca, achiperris en el coche, agua fresca, almuerzo, cebo... Incluso me hice el aparejo con el que comencé a pescar al día siguiente sin saber como andaba el río de agua, pero bueno, mas o menos acerté. 

Salí a las 6:04 de mi casa y me dirigí por Torrelaguna hasta Guadalajara y de ahí a tomar café al 103 (costumbre que mantendré mientras vaya por aquella zona) y llegue a Moranchel a las 7:40 de la mañana. Ya había gente, menos que la otra vez, pero había gente esperando. Sin mas demora, y esperando a que me diesen el pase mas de 20 minutos, a las 8:07 estaba en el río.

Mi elección de calzado dado el calor que hacía fueron las botas cortas de Papá, que no me gustaron demasiado, la verdad, pero hicieron su función. Con todo preparado, comencé la pesca, y como no podía ser de otra manera, en el primer lance, una trucha. Terciadita, pero bastante buena. Me desplazo río abajo unos 5 metros, y en el lugar donde no me esperaba sacar otra, zas, clavo otra del mismo tamaño, y sin mediar palabra la pongo a bailar la muñeira como decía Manolo "el Gallego". Sigo río abajo y en varias posturas bastante atractivas desde mi punto de vista, nada de nada. Durante al menos 45 minutos sino mas, no fui capaz de mover una trucha. Llegue al lugar donde saqué una trucha la otra vez que vine a este coto que se había enredado en un cepellón de ova y logré sacar todo, sin perder la trucha ni el aparejo, y después de varios lances, cambiando los pies de postura, clavo otra trucha y va para afuera, como Dios manda.

Sigo río abajo pero no me encuentro a gusto con mi forma de pescar, no hago buenos lances, aunque no pierdo aparejos, pero aunque evito los enganches, no consigo mover trucha ninguna. Decido volver sobre mis pasos y repescar las posturas que me han dado resultado hasta ahora pero nada, mas de lo mismo. Sigo río arriba, y cuando empezaba a flojear decido ir al coche, porque en un enganche pierdo el anzuelo. En el coche, bebo agua fresca, recompongo el aparejo y decido irme a la zona rio arriba que mas alegrías me ha dado este coto.

Mi sorpresa fue lo sucia que estaba la orilla y la altura de las cañas, que haces muy difícil pescar en esa zona. Tirando de los recursos que año a año he ido acumulando en la pesca de este río, llego a una zona de aguas paradas pero que me gusta por la profundidad que tiene. Me acerco, coloco los pies, lanzo el aparejo, hago un buen lanzamiento entre las espadañas, aun a riesgo de tener un buen enganche y nada mas caer el cebo noto un toque, y como hubiese dicho Papá, ya tengo un cliente. No quería tener problemas para sacar la trucha en el caso de clavarla, sabemos que sin muerte en los anzuelos se ha vuelto bastante fácil que se descuelgue el cliente, así que dando un poquito de hilo mas cuando noté la picada, en el siguiente toque la clavada fue mortal, y además, emulando a mi hermano con sus técnicas de truchas arborícolas, de un tirón, la trucha estaba en la orilla. Me recompongo rápido y pruebo por si en la misma postura hubiese otra puesta, que pudiera estar comiendo ya que no hice nada de ruido al sacar la otra, pero nada, no había mas.

Sigo río arriba y conociendo como conozco este coto, se que donde pesqué las 3 siguientes truchas, la gente no se atreve a meter el cebo allí. Zona de agua profunda, corriente lenta, espadaña alta y muy poquita visión del agua. Un hueco de no mas de 30x30 cm donde meter el aparejo. Lanzo y efectivamente, nadie había pescado ahí puesto que nada mas meter el cebo, picada y misma operación que en la anterior, trucha al camino. Así fueron las siguientes 2 picadas con las que completaba el cupo. Eran las 10:30 de la mañana y había terminado mi jornada de pesca de forma rápida, limpia y me daba tiempo a ir a estar con las niñas para que no estuviese mi madre pendiente de ellas. 

Sobre las 12:15 llego triunfante con mis truchas y las limpio. Por el camino, he de decir, que una vez mas vimos corzos, 10 al menos, que es otra de las motivaciones por las que este tipo de jornadas me encantan. Es posible que la siguiente jornada de pesca la haga con compañía, veremos si es así, aunque me temo que es un farol.