Caza, pesca, naturaleza y vida

22 julio 2023

Ciclos de la vida.

Este post es demasiado ambicioso pero voy a tratar de hacer un repaso de lo que podemos llamar ciclos de la vida. Para mi, un ciclo, es todo aquel periodo que teniendo una mínima duración en el tiempo se repite una y otra vez hasta que por circunstancias pasamos a otro nuevo ciclo vital.

Está claro que el primer ciclo de la vida no lo controlas tú, simplemente te dejas llevar de un lado a otro por tus padres o por quien te esté cuidando en ese periodo que podríamos decir que iría desde el nacimiento a los 3-4 años, donde comenzamos la etapa escolar. En mi caso de esa etapa no tengo recuerdos, la verdad sea dicha, si recuerdo mi primer día de cole, recuerdo a mi madre llevándome al cole y estando en el patio interior de Caldeiro y yo llorando en la fila de forma desconsolada. Aunque gracias a dios, tardé poco en adaptarme y luego ir al colegio no era un castigo como recuerdo que pensé que era. 

Aquel ciclo está marcado por dos cosas, una profesora, Sara, y por el descubrimiento de los que a la postre serían mis amigos en ese recorrido que fue mi paso por Caldeiro.

Que decir de Sara, fuimos su primera clase. En el fondo creo que nos quería como si fuésemos sus hijos. Todos estábamos enamorados de ella, al menos de una forma platónica. Ahí empezamos a labrar una amistad con Óscar, Alberto, César... y también con la gente que al final terminé jugando al Basket. Si que es verdad que recuerdo con bastante cariño aquella época porque seguía sintiéndome una gota de agua en un océano que era el Colegio. Me daba pánico perderme, no sabía ir de una zona a otra y los colegios de entonces no son como ahora, con 30 monitores y todo el mundo pendiente de los niños. Nosotros íbamos de un lado a otro sin ayuda ni indicaciones de nadie. De esta época es mi aventura de Judo con mi hermano Alfonso. Recuerdo que él estaba en la zona cerca al gimnasio y que yo estaba en una clase en el piso de arriba y que para mi era una aventura llegar allí para entrenar Judo. Uno de mis compañeros de clase, José María Montañés Pinilla también estaba apuntado y sigo teniendo en la mente aquel primer paseo desde mi clase al gimnasio en el que decidí agarrarme a la cinta de la mochila de mi compañero para no perderme y poder aprenderme el camino hasta el gimnasio. Así fue, con un par de días ya tenía la ubicación grabada a fuego y allí me encontraba con mi hermano Alfonso. Siempre recordaré la luz de los vestuarios, el sonido del eco en sus paredes y el olor a pies de todos nosotros que nos cambiábamos en un espacio super reducido en unos bancos colgantes de la pared que tenía unas zonas donde la pintura se caía y que por supuesto nosotros agrandábamos cuando estábamos allí cambiándonos. Del Judo recuerdo pocas cosas, tan solo que uno de los profesores se llamaba Eliot y que una vez en un examen, un tal Lorenzo me metió una paliza considerable, pero no sabía que mi hermano Alfonso estaba también en clase y luego le toco pillar a él, por listo.

Este periodo de 1º y 2º fue cortito, y vendría seguido de otro ciclo, el que ocupaba 3º, 4º y 5º. Ahí el nombre propio del colegio era sin duda María, mi tutora. Con ella vinieron las primeras notas para que mis padres firmasen y los primeros suspensos. Recuerdo perfectamente que me puso una nota por no hacer los deberes y me la mandó a casa para traerla firmada y esa nota no la entregaba nunca en casa, la verdad es que no se porqué ya que mis padres nunca me regañaron ni me castigaron gravemente por estos motivos, bueno, por ninguno. Al final, la nota que tenía mas anexos que yo que se, terminó llegando a mis padres, que la firmaron y tuvieron una tutoría. De esa época recuerdo los partidos de futbol en los recreos con 3 o 4 partidos simultáneos, los balonazos en la cara por estar a lo tuyo con tu partido y que te tragabas sin venir a cuento y que te dejaba la cara colorada como un tomate. Recuerdo que ahí empezó mi interés por el basket y que jugábamos en unas estructuras de unas canastas rotas y que estaban en el patio de la izquierda junto al eucalipto del patio y que allí mi amigo David Moreno y yo comenzamos a forjar una amistad que se vio truncada por su salida al instituto en 8º de EGB.

También de esta misma época eran las clases de Educación física que nosotros llamábamos gimnasia con Gregorio y las clases de religión con Margarita. Menudo trio que eran ellos dos y María en esos cursos. Que cariño se les cogía en aquella época a los profesores, y que respeto se les tenía.

A partir de esta época de 5º de EGB comienzan los problemas con las notas y es curioso que aunque eso me persigue (mas bien lo fomento yo mismo) durante todos los siguientes años menos en uno (8º de EGB) el sentimiento de unión, de pertenencia y de estar en deuda con mi colegio por todo lo que me ha dado dura hasta ahora mismo y creo que durará siempre. Este periodo de 6º, 7º y 8º de EGB tiene un nombre propio que hasta hace poquito estuvo con nosotros muy presente. José Luis García Grisalvo, alias "el Bacterio". Enorme profesor y mejor persona. Casado con una profesora de Caldeiro, Mariví, creo que es el profesor que mas ha marcado mi personalidad y que más me dio para mi formación como persona. Como alumno siempre he sido un capullo, pasaba de hacer las tareas, estudiaba mas bien poco y siempre he ido aprobando por los pelos o por ayuda de mis ángeles guardianes del colegio de los que luego hablaré. En 6º comenzaron las evaluaciones en las que suspender 4 o 5 era bastante habitual, y de ahí surgió la idea de mis padres de que me dieran clases particulares. La elegida fue la hija de unos amigos de mis padres, Susana, que durante años, me ayudó a aprobar y por la que cogí una gran afición a la biología, ya que ella era bióloga. Susana marcó las tardes de varios cursos de no solo este ciclo sino del que completé en BUP y COU. Recuerdo esas tardes de paseo desde cole hasta casa de Amparo y Manolo en la calle Villafranca. Recuerdo los montones de revistas y películas que nos traía Amparo y recuerdo a mi hermano Arturo viniendo conmigo a hacer sus tareas mientras a mi me daban clase, y la cantidad de veces que me echaba a llorar por no saberme las cosas. La tenía mucho cariño a Susana y mucho respeto. Alguna vez incluso vino a casa a darme alguna clase.

Mientras terminaba la entrada se me han venido a la mente el nombre de compañeros de clase que fueron grandes amigos al menos en este periodo de mi vida y que por diferentes razones pocas veces he vuelto a tener contacto con ellos. El primero por ser durante años mi mejor amigo, Miguel Ángel Huertas, el del bar la Perla de Vicálvaro al que debo una visita. Luego Manuel Olmos Gallego, Marcos Paniagua, César Romano, David Fuentes, Ignacio del Valle, Marcos Lozano (con el que me he encontrado este año porque he jugado contra su hijo) y Ricardo Segura, del que nunca más supe nada. Gente que aprecié mucho y que me encantaría volver a ver. 

De esta época recuerdo muy nítidamente mis partidos de basket al medio día con Elena (amistad que recuperé hace poco y a la que volví a ver en Benidorm), también las pachangas de primera hora de mi hermano Alfonso con sus amigos con "la Piedra", mítico balón que me regaló mi padre por un cumpleaños que era de cuero y que como indica su sobrenombre, era bastante duro. También de esos años son algunos de los desencuentros que tuve con cada uno que se intentaba meter con mi hermano pequeño y que se llevó alguna que otra caricia por ello. Recuerdo las idas y venidas de mi padre a recogernos y como "los barrios" se venían con nosotros (José María y Ángel). También de esa época es mi paso por los cursos pascal de aprender a estudiar, que impartía Don Antonio Escaja alias "el pollo". Fue la época en la que mas tarde salí del colegio ya que eran clases que terminaban casi a las 8 de la noche y que como no, mi padre, acudía a recogerme. No se si sirvieron de algo, creo que por lo menos para la forma y la velocidad en la que leo si, o al menos eso quiero creer. También son de esta época los primeros entrenamientos con Garmendia, que actualmente vive en Tres Cantos y que me lo encuentro de vez en cuando (él no se acuerda de mi pero yo si de él...). Muchas veces se me vienen a la cabeza las esperas que teníamos que hacer Arturo y yo en el patio interior antes de empezar las clases y como en muchas ocasiones Javi Galvín se nos unía a esta espera, sentados en un bordillo que actualmente no existe ya en el patio interior (como muchas de las cosas de mi colegio, han cambiado). Creo que hasta ese momento del final del curso de 8º de EGB éramos niños y pasábamos a ser, como decía Hermenegildo, caballeretes. Mucha angustia pasé por no saber si continuaría con mis compañeros o si tendría que repetir 8º, pero después de esa alegría inmensa que sentí al saber que mi camino junto a mis compañeros no se terminaba en 8º, sino que seguía, ese error garrafal por parte de mis padres de no formalizar la matrícula para 1º de BUP a diferencia de lo que si hicieron con mi hermano Alfonso. La sensación de angustia cuando el primer día de clase nos dicen que que hacemos ahí, que no tenemos plaza y que no estamos en las listas... es indescriptible. Eso si, duró lo mismo que un bizcocho en la puerta de un colegio, porque al día siguiente allí se presentó mi padre y el padre de algún compañero mas a reclamar la situación y rápidamente fuimos admitidos.

No se si de ahí o de la increíble situación de tener 2 clases con mas de 50 personas, establecimos una serie de lazos de amistad con los que eran de las clases del B y del A, ya que nosotros éramos del C que dio lugar a una de las mejores fases de mi vida, la de bachillerato, donde comienza otro ciclo que sería el último en el colegio.

El paso a 1º de BUP y mis primeras clases a las 8 de la  mañana hicieron que mi relación con mi hermano Alfonso se estrechase un poco más, ya que nos íbamos juntos cuando yo tenía clase a las 8 ya que él entraba todos los días a esa hora. También recuerdo como si fuese ayer algunas de las enseñanzas que parecen tonterías pero que a mi nadie me había dicho y que gracias a ellas di un salto en mi evolución como persona. Esos consejos sobre todo fueron sobre higiene personal, vestimenta, costumbres... Si bien es cierto que me ayudó mucho también en mi manera de escribir, que era y sigue siendo bastante rancia, pero nada comparada con la que tenía en 4º de EGB por ejemplo. Gracias a él me puse mis primeros zapatos para ir a clase (que por cierto, sufrí como un condenado porque me hacían rozaduras) pero empecé a usar camisas, colonia, desodorante, primeros afeitados... Así podría enumerar cientos de cosas. También hay un hecho diferencial en el colegio cuando pasabas a 1º de BUP y era poder salir del colegio a desayunar durante el recreo. De ahí recuerdo a Lourdes con sus palmeras y su despachito de pan, en el que muchas veces tuve que llamar la atención a algún compañero por robar alguna chuche y cosas así que me sentaba fatal que lo hiciesen. Recuerdo los pinchos de tortilla en el Braulio, las partidas de mus en Gómez que muchas veces terminaban en pellas, la bajada a la plaza a comprar el Motociclismo de cada semana (325 pesetas costaba). En esta época se forjaron amistades que creía que iban a ser para siempre y que el tiempo me ha demostrado que no iba a ser así, como la de Luis Molina (la máxima decepción de mi humilde vida), mis idas y venidas a casa con José María Paricio, mi acercamiento a Ana, el conocer a Agustín Berlinches... Fueron años muy divertidos, de mucha noche sobre todo desde 3º de BUP y posiblemente sin mis ángeles no hubiese podido acabar este periplo académico con mis amigos ya que hubiese repetido mucho antes de COU. No se si me hicieron bien o mal, lo que si se es que fue lo que ocurrió. Luis Clemente, profesor y amigo, me aprobó una en septiembre para que pasase a COU porque fui con 3 a septiembre y palmé las 3. 

El objetivo para mi estaba cumplido (triste objetivo por otra parte) llegar a COU con quien habían sido mis compañeros de viaje en el colegio durante toda mi vida. Si de algo me arrepiento hoy en día es de no haber estudiado mas cuando tenía que haberlo hecho, pero lo hecho, hecho está. 

Repetir COU ni mucho menos supuso un fracaso para mi, saqué mejores notas de las que pensaba que podía sacar, es lo que tiene estudiar, pero era demasiado tarde. También cabe destacar que repetir me permitió conocer a Elenita y establecer con ella una amistad que dura hasta hoy en día. Uno de los casos en los que parece que la vida te va a llevar por un sitio y de pronto hace que confluya tu camino con el de otra persona de forma sucesiva. Mis primeros años como entrenador coinciden con ella como entrenadora de gimnasia deportiva en el cole, posteriormente los dos estudiamos en la UAM, nos volvemos a encontrar, vivimos relativamente cerca en Madrid y nos volvemos a encontrar y con el tiempo, terminaría siendo mi cliente cuando trabajé en los seguros y luego yo cliente suyo con Alma en su cole de Colmenar. En ese año de mi segundo COU pensé que iba a estar mas solo y perdido de lo que al final estuve. Hice buenas amistades como la de el primo de Fernando Morera, Sacris, como le llamábamos, con Sonsoles, hermana de un compañero mío de clase de toda la vida, y como entraban muchas chicas nuevas en el colegio en este curso también conocí a gente como las hermanas De la Osada, que eran gemelas y estaban como las maracas de machín.

En 2º de BUP creo que creció mucho mi amistad con César Gómez, su padre y el mío se conocían y siempre estábamos con cachondeos sobre la obra que hicimos en La Cabrera, que yo se la iba comentando capítulo a capítulo y él se descojonaba de la risa con las historias, ya fuese por los retrasos en la obra, por las machadas del ínclito hijo de Mariano o por las mil historias que surgieron. También fue el primer curso de Latín y nunca en mi vida, he sentido una cosa igual, bueno, miento, en la universidad cuando di historia de Grecia I como asignatura de libre configuración. No sabía ni de que me estaban hablando y la verdad, es que en la universidad, tenía cierto sentido, me equivoqué de elección, pero en el colegio, me descolgué sin ningún pudor y no tuvo remedio. Aprobé gracias a Laura González, que el día del examen que estábamos haciendo Fernando y yo, entró y le dijo que nos aprobase porque íbamos a ir por ciencias, y así fue. Posiblemente tanto Fernando como Luis, merezcan un post ellos solos en los que pueda describir mis sentimientos hacia ellos, pero será mas adelante.

El siguiente ciclo es el universitario. Lo disfruté al máximo, viajes, fiestas, viernes libres, mas viajes, mas fiestas, baloncesto a tope... No se puede pedir más la verdad. 

Después de una selectividad correcta, pero escasa de nota, tuve que ir a por las notas en muletas, ya que me había destrozado el píe jugando un 1x1 contra mi hermano en la Cabrera días antes, y tenía un dolor impresionante. Me llevó el Mago en el citroen Visa y bueno, todo lo que ocurrió después, es historia. Elección de carrera (veterinaria como primera opción...) y debí entrar en la vigésimo séptima... Las cosas ocurren porque tienen que ocurrir. Posiblemente el mundo ha perdido un buen veterinario al no poder serlo alguien con tanta afición por los animales, pero bueno, sin estudiar Geografía no hubiese conocido a mi mujer, a mis amigos y mi vida no sería la que tengo ahora mismo. Empecé la universidad tarde, como 20 días después de que me tocara ir porque me caí el día anterior a empezar 1º de carrera en el soto con la moto de Jorge Caparros, YZ250, la moto mas indomable que he tocado. Me destrocé la rodilla y por las dificultades para andar inicié el curso mas tarde. Hable con Elenita y quedé con ella para ir el primer día, en tren y ahí comenzaron 5 años de universidad. Fueron años bastante parecidos en la dinámica, clases, entrenos, salir... Solo me perdí 2 viajes de la carrera, Valencia y Lisboa. Los demás, los hice todos e incluso organicé algunos con mi amigo Néstor. Recuerdo que incluso hice 2 viajes con cursos que no me correspondían, uno con mayores, los de 4º a Córdoba con Daniel Marías y otro con mas pequeños, con "la Chiquitita" Conchita Sanz. Esa asignatura de Biogeografía I fue la responsable de que conociese a Bea y que al final formásemos la familia que tenemos hoy en día con Alma y con Clara. Viajes míticos, noches espectaculares, salidas por Madrid épicas (solo diré Camel Filters) Personajes que ya no están con nosotros como Rafa Mas, la figura de Eduardo Martínez de Pisón, aquel profesor al que todos y cada uno de sus alumnos querían algún día parecerse... Luego llegaron los cursos de doctorado con Raúl Sabina y con ellos, el salto a la vida laboral, el abandono de la universidad y un tiempo en el que voy probando varias facetas laborales sin que ninguna de ellas me llegue a entusiasmar. 

Mis trabajos han sido variados, repartidor, Seguros, Técnico de turismo, coordinador de un CAPI (centro de acceso público a internet), panadero y sobre todo entrenador de baloncesto. Mientras pude supedité mi trabajo a mi pasión, el baloncesto, a poder seguir entrenando y eso llevo a esta pasión a una profesión. No todo el mundo puede decir que se ha dedicado profesionalmente al baloncesto en mi entorno, creo que soy un privilegiado. He entrenado en mas sitios de los que habría soñado cuando empecé, he entrenado todas las categorías autonómicas con mas o menos éxito. He conocido a magníficas personas y a otras no tan magníficas y a día de hoy sigo haciéndolo.

Este ciclo que comprende desde el año 1998 hasta la actualidad está dividido en temporadas, pero hay como 3 periodos muy diferenciales a nivel existencial. Año 2004 hasta 2009, compra de nuestra casa y nacimiento de Alma, desde el 2009 al 2014 con el nacimiento de Clara y desde el 2014 hasta la actualidad. Para mi son periodos vitales claves, en las que iniciamos una vida juntos Bea y yo, nos compramos una casa, nos casamos en el 2007 y el nacimiento de nuestras hijas en 2009 y 2014. Entre tanto, los años de trabajo en la Cabrera, comenzando por aquella llamada de Luis en 2004 para que me apuntase al paro en San Sebastián de los Reyes para que me pudiesen llamar desde La Cabrera, a los años posteriores en los que fui tan feliz trabajando en la sierra hasta 2011, mi tardía incorporación a la fábrica en el 2012 hasta el 2015 que cerramos y mis posteriores años cuidando de Clara y haciendo del baloncesto una profesión (CB Tres Cantos, Santa María la Blanca, King´s College, Colegio Nuestra Señora del Recuerdo, Colegio Carmen Hernandez Guarch) y mi incorporación al mundo laboral a jornada completa otra vez cuando en 2019 en el Polideportivo del Colegio Nuestra Señora del recuerdo.

Muchas alegrías y muchas penas en este último periodo. Ha sido el mas largo de los que he descrito. Siempre marcados por los entrenamientos, continuos partidos y en algunas temporadas llevando 3 escuelas y 3 equipos de competición. Se hizo duro e incluso me planteé dejar por completo el baloncesto, pero ese veneno es difícil de sacar de nuestro interior, y ahí seguimos. El año que viene emprendemos una nueva aventura en el colegio Nuestra Señora de la Merced (mercedarias de Tres Cantos) y veremos que tal se nos da, ya que si sale bien, será nuestra última andadura por este mundo que tanto me ha dado como ha sido el baloncesto.