El carnero de Marco Polo

Para la mayoría de la gente este título no significará absolutamente nada o incluso pueda llegar a ser chistoso, ya que el carnero de Marco Polo es un animal bastante desconocido para el público en general. Si bien cada vez está mas de moda la caza fuera de nuestro pais, motivado por los buenos resultados a un coste mas que asequible y con la oportunidad de cazar especies poco comunes, hay ciertas zonas, ciertas modalidades y ciertas especies que aún no son frecuentes en los viajes cinegéticos al extranjero. Esta de moda cazar corzos en centro Europa (Austría, Rumanía, Bulgaría, Serbia...) ya que su alta densidad peromite hacer cacerías cómodas (disparando desde el coche practicamente) y con una efectividad muy alta, ya que los animales están muy acostumbrados a la gente, a los coches y a todo eso que sin terminar de asimilarlo supone un alto riesgo para su vida y un tofeo fácil para aquel que elige ese tipo de caza. Que decir de los safaris. Viaje cinegético por excelecia y que cada vez está mas al alcance del resto de mortales que sin ser super millonarios optan por ir a cazar al continente negro, aunque en este caso los precios ya no son tan asequibles sobre todo por todo lo que acompaña un safari (Whitehunter, preparación de trofeos, taxidermia, transporte de los mismos...). También en los últimos tiempos se ha puesto de moda la caza en el continente americano, tanto en Norte Ámerica como en Sur América. En el norte la caza del Lobo, del Oso de Kodiak o el Grizzly, osos polares, Alces, Wapitis, Renos (allí conocidos como Caribues), Bisontes... y en la zona sur son famosas las tiradas de anátidas, tórtolas, palomas y todo tipo de aves sobre todo en Argentina. Pero lo que hoy nos ocupa es un destino mucho mas inusual, mas inóspito, mas remoto, mas perdido, mas difícil y por supuesto mas atractivo, por lo menos para mi, el Carnero de Marco Polo en su región de origen: Tadzhikistan, Kirguizia y China. La primera vez que vi un Marco Polo, por supuesto en foto, era la portada de un libro que sin duda forma parte de cualquier biblioteca cinegética que se precie, Argali. Cacerias de Alta montaña. Este libro de Ricardo Medem (premio Weatherby 1997) cuenta sus andanzas por aquella remota región del planeta en busca de un preciado trofeo, su carnero Marco Polo. Ricardo Meden es un mito en el mundo de la caza, no solo por sus trofeos, sus publicaciones sino por su forma de entender la caza. Es uno de los pocos cazadores que tiene en su haber todos y cada uno de los argalis existentes en el mundo. Pues bien, es foto, del señor Meden sujetando la impresionante cabeza del aquel Marco Polo me gusto, me cautivo y siempre la tengo en mente cuando hablo de caza, de caza de alta montaña y que algún día me gustaría emularle por lo menos en ese lance, el la caza de un Marco Polo. Su dificultad es extrema, ya solo el viaje es una odisea, llegar a un lugar en mitad de la nada, donde las comunicaciones brillan por su ausencia, carreteras que son caminos de cabras, una situación geográfica en plena columna del Himalaya, donde la gente allí no vive, sobrevive con lo poco que ofrece aquella tierra esteril ofrece para ellos y para sus rebaños de Yaks. Por lo que tengo entendido lo que si que es increible y que tan solo por eso merece la pena ir es por su hospitalidad, parece que cuanto menos se tiene, mejor acoge la gente al forastero que visita sus tierras con el ánimo de llevarse algo que solo allí tienen, un Marco Polo. Imagino lo que debe ser llegar allí, convivir con gente que ni entiendes ni te entienden, que te acogen en sus Yurtas humildes pero acogedoras y compartir con ellos una dura jornada de caza tras el preciado trofeo. Por lo que tengo entendido, por lo mucho que leo en revistas y libros especializados sobre el tema, es bastante frecuente hacer disparos a mas de 400 metros a estos animales, ya que su habitat no es mas que desiertos helados, nieves perpetuas y roca madre que aflora por la no presencia de vegetación (imposible a estas altitudes y con esas temperaturas) donde un animal de estas características ve a un cazador a varios cientos de metros y muchas veces un ruido, un mal movimiento o un cambio de aire da al traste con toda una sufrida jornada de acercamiento, con dificultades para andar, para respirar y para todo y si eso ocurre todo nuestro esfuerzo habra sido en vano y el rebaño de argalis o el macho solitario (segun la ocasión) pondrán tierra de por medio como si de un dulce paseo se tratase y se alejarán hasta que nuestra vista no logre distinguir su piel entre blanca y gris clara de la nieve o de la propia roca por donde corren con total agilidad.
Si algún día consigo ir a esta zona del Pamir en búsqueda de mi Marco Polo creo que habría un antes y un después de ese viaje y que posiblemente no fuese el último que hiciese en busca de mas argalis, pero eso si que es un sueño, y posiblemente irrealizable y como tal quedara en mi mente...
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