Ser entrenador
Amaya, que es una ex-jugadora mía que se encuentra en USA estudiando y con la que tengo una buena relación de amistad, el otro día me comentó que por qué no escribía sobre lo que suponia para mi ser entrenador y bueno, ha llegado la hora de hacerlo. Ya hace unos pocos años que soy entrenador, 14 para ser exactos. Mi evolución ha sido muy buena, he tenido suerte, di con un grupo muy majo en mi tercer años como entrenador (1º como primer entrenador y conseguí un campeonato federado de madrid) y ese mismo año el ascenso tan deseado con el senior de mi queridisimo colegio Caldeiro. Mi trayectoria ha sido bastante discreta en resultados, salvo esto que digo no he hecho nada mas que merezca la pena destacar, pero hay algo mas que se escapa de lo estrictamente deportivo lo humano. El baloncesto me ha permitido conocer a gente de todo tipo, la mayoría de ellos gente genial. Del baloncesto han surgido grandes amistades de las que tengo ahora, y no voy a dar nombres para no olvidarme de ninguno. Mi comienzo como entrenador fue casual, mi amigo Jorge Cabrerizo me pidió ser su segundo, jugabamos juntos y me lo pidió y me parecio una gran idea. De ahí hasta ahora he pasado por 3 clubes, muchos equipos (podría enumerarlos) muchos viajes, muchos partidos, muchos torneos, muchas victorias, muchas derrotas, temporadas buenas, temporadas malas, equipos que se deshacen, peleas con directivos, enfrentamientos con jugadores, experiencia como director técnico, los cursos de titulación (inolvidable el superior en el CES), algunas situaciones complicadas en campos complicados (recuerdo los dos partidos con corazonistas en el que se monto una muy gorda, en su casa el entrenador contrario agredio a Jorge y en casa yo me fui a por el y me pararon (menos mal porque me podía haber matado)... No se, son tanto recuerdos, mi primer partido como primer entrenador, ganando por cierto a Estudio en su casa en las pistas de fuera (claro en esa época no había pabellón). Otro partido que recuerdo con especial cariño fue en Liceo Francés, siendo todavia segundo de Jorge, menuda fiesta nos metimos el día anterior y asi fuimos al partido, llegamos y ninguno de los dos queria dirigir, porque no sabiamos quien estaba peor de los dos, estuvo muy gracioso. De estas historias muchas, recuerdo los viajes en coche con el Padre de Dani Blanco, follao a todas partes y por otra parte en ese mismo equipo ir con el abuelo de Dani Navas era infernal, a 60 por cualquier sitio, el desocojono. Mi llegada a Tres Cantos, por casualidad, a un equipo femenino, muy difícil de llevar, pero con un grupo humano buenísimo del que todavia tengo mucho contacto y gran aprecio por ellas. Era mi primera experiencia con un equipo femenino y se la recomiendo a todo entrenador, es lo mas complicado que nunca he hecho. Despues de ese equipo femenino han venido mas, pero aquel fue el primero y el mas complicado. También mi choque frontal con una jugadora del 91 (Raquel López) me hizo crecer como entrenador, y es mas, ahora nos vemos y somos amigos, siempre nos saludamos y eso me hace pensar que tan mal no lo haré entrenando, si me saludan aquellos jugadores con los que he tenido enfrentamientos... Lo mejor de ser entrenador es sin duda que los jugadores te respetan, te cogen aprecio, te escuchan (en la mayoría de los casos), te piden consejo, te cuentan sus problemas, terminas por conocerlos en tan solo 2 años perfectamente, al verlos, su mirada te dice como están, si tienen un buen día o no, si tienen problemas en casa o no. He tenido casos de jugadores con problemas de drogas, problemas con los estudios, con los padres, con los novios o novias y en todo ello siempre alguno me ha pedido ayuda y siempre se la he dado y eso nos hace ser mejores, a nosotros los entrenadores y a ellos, los jugadores sin los que nosotros no existiriamos. |
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