Caza, pesca, naturaleza y vida

02 noviembre 2006

Los Recechos

Desde que mi padre cazó la primera cabra hispánica en gredos a traves de la sociedad de cazadores de Nuestra Señora del Prado (creo que se llama) han sido varios los recechos que nos han tocado por suerte tanto a mi como a mis hermanos y mi a padre. De todos ellos uno es el que mas recordamos y al que yo por desgracia no pude ir, un rececho de un venado medallable en la Reserva Nacional de caza de los Picos de Urbión de Soria. Mi padre en aquellos días se topó con un pavo de 23 puntas y claro está, cuando ves un bicho así, el resto de venados te parecen una castaña y mi padre se vino sin trofeo por no matar un venado mas pequeño pero como él dice, yo he matado ya ciervos, para que quiero uno que sea una cosa normal, después de ver ese de 23 puntas no quiero otro y prefiero irme sin tirar, y así fue. Despues de este ha habido otros muchos, cabras en Gredos, corzos en Guadalajara, rebecos por Asturias y León, Jabalíes en Cazorla y Cuenca, Ciervas en Despeñaperros, Venados en Soria y los Quintos de Mora, Arruis en Sierra Espuña. Asi hemos recorrido media España intentando cazar diferentes especies algunos con mas exito que otros, pero de todos ellos, y sin que el éxito cinegético sea lo mas importante siempre nos quedan recuerdos y anécdotas que nos quedarán grabados en la mente para siempre. Hoy recuerdo dos, la vivida en el rececho (creo que mal llamado así porque no fue un rececho sino un aguardo) de un corzo por mi hermano Arturo en Cantalojas, en la privincia de Guadalajara y otra en un rececho de un venado selectivo en los Quintos de Mora al que fuí con mi padre. El rececho del corzo de Cantalojas fue el cúmulo mas grande de despropósitos que recuerdo nunca haber visto en un rececho. El guarda, por alguna razón no quería que matasemos porque si no no lo entiendo, allí hay mas corzos que pinos y no fueron capaces de cazar ni de ver nada ni mi hermano ni el guarda y sin embargo mi padre y yo desde el coche, vimos un corcete muy majo que paso a escasos 15 m. del coche cuando estabamos descansando. Allí aprendimos unos nuevos términos cinegéticos acuñados por el guarda que para nosotros no existian y que ahora forman parte de nuestro vocabulario cuando contamos alguna batalla graciosa de caza. Aprendimos que los corzos se ponen CHINOS y que el aire tiene que soplar continuo, continuo, continuo para que se pueda cazar ya que la caza es el aire (esto último si que es una verdad como un templo). Ponerse chino: Dicese de un corzo detecta algo raro y se aplastan y no sale a las praderas a comer. Aquel rececho fueron 2 días inolvidables, durmiendo allí, cazando solo 3 o 4 horas al día y el resto de el día conociendo el pueblo de Cantalojas (para lo que solo necesitas 15 minutos pero bueno). Tambien es mítica la frase que acuño mi padre y por la que tanto mi hermano Arturo y yo nos partimos cada vez que la decimos, TABLA DE IBERICOS. La primera noche cenamos allí tranquilamente y pedimos una tablita de ibéricos que estaba muy rica y claro está, a mi padre le dio una sed por la noche que no veas y al día siguiente cuando vamos a cenar Arturo y yo decimos que queremos otra tabla y dice mi padre, no, que da mucha sed, y nos empezamos a descojonar ya que le decimos, coño, no comas pero nosotros si... En fin, cosas de mi padre. Luego lo que también quería contar del rececho del venado selectivo en Quintos de Mora es que era condición ineludible matar alguna hembra de gamo durante el rececho ya que estaban quitando esta especie de la finca en esa época. Pues bien, después de muchos kilometros por dentro de la reserva nos topamos con una buena cantidad de gamas y mi padre se dispone a dispararlas. Tira el primer tiro, un tiro horrible, el segundo tiro, todavía peor, el tercero igual y el guardia dice: ¿está el rifle puesto a tiro? y le dice que si, que no hay problema, solo que ha fallado. Pues bien, esto se repitio 2 veces mas y el guarda acabó un poco harto del tema y dejamos las hembras para otro momento. Seguimos el rececho y en unas madroñeras aparece un venado muy grande, pero muy grande, de unos 16 o 18 puntas con una luchadera rota y mi padre ni corto ni perezoso le dice al guarda, ese venado es selectivo y le mira el guarda y se descojona de la risa, y le dice, si hombre, ese venado el año que viene el plata y este año no es selectivo porque en la berrea se haya roto una luchadera y mi padre le dice, si tu lo dices... Todo un crack. Total que llegamos a una zona adehesada y vemos un rebaño de ciervos de no menos de 30 y entre ellos había uno que me recordaba a mi rebeco, que tal vez un perro tenía mas cuernos que él pero bueno, el guarda dice, tire a ese que va el último y mas o menos a unos 150 m. mi padre le deja seco en el primer tiro pero el animal no cae y en el segundo el animal se desploma. A todo esto el guarda le mira y le dice, que raro, si hubieras tirado así las hembras no se hubieran ido tan fácil y mi padre le contesta, no se que me pasaría, las fallé, son cosas que pasan. Tanto yo, como el guarda y mi padre sabiamos que no las había matado porque no le daba la gana pero bueno, el venado si que cayo, y por cierto está disecado, menudo trofeo... pero el rececho merecio la pena.