Caza, pesca, naturaleza y vida

11 octubre 2006

Rececho de Arruí en Sierra Espuña (06-10-2006)



Como ya anuncié en la presentación, los días 6 y 7 de Octubre de 2006 tenía un permiso de sorteo para la caza a rececho de una hembra de Arruí en Sierra Espuña, provincia de Murcia. Como casi todas las veces que vas a realizar un viaje fugaz como este por mucho que te preparas las cosas algo se olvida o algo pasa, pero bueno, al final todo salió bien. Después de hablar mucho durante toda la semana anterior de cuando saliamos hacia Murcia, de si me bajaba a Madrid y como lo ibamos a hacer, resulta que no me doy cuenta que tengo entrenamiento con mi equipo de niñas. Total que el mismo jueves que salíamos para Murcia llamo a mi segunda entrenadora, Ana fulgencio, y la digo que no voy a ir a entrenar, y poco mas que le da un paro cardiaco, ella sola, ante 20 níñas en su primer año como entrenadora, total, que le pido a mi amigo Diego que la eche una mano, y él, siempre dispuesto a ayudarme y sobre todo si es para entrenar con una mujer, me hace el favor de entrenar con ella, por lo tanto, problema solucionado. Salgo de Tres Cantos, cargado hasta los topes de cosas sobre las 16:00 h. y bajo a Madrid. Allí sorprendentemente mi padre no está en la puerta totalmente impaciente para irnos, si no que está viendo la tele tranquilamente. Bueno, nos ponemos en marcha, cogemos el todo terreno y ponemos rumbo a Murcia por la R-3, pagando con tarjeta que es mas rapido. Llegamos a Murcia sobre las 20:00 h. pensabamos que llagariamos de día y si hubiese sido así hubieramos ido a probar el rifle que no sabíamos si estaba o no a tiro. Llegamos de noche y nada de esto fue posible. encontramos nuestro hostal, Los Bartolos para mas señas y la verdad es que no está nada mal. Yo durante la carrera he dormido en sitios bastante peores que este. Estaba limpio y con eso basta. Durante todo el camino de ida fue inestimable la ayuda de nuestro GPS humano, mi hermano Arturo, al que no llamamos menos de 5 veces para saber por donde teníamos que ir. Bueno una vez que nos instalamos, bajamos a cenar, cenamos bien, y muy barato y nos fuimos a dormir. Teníamos que levantarnos a las 6 de la mañana para estar en la reserva a las 7. Así lo hicimos, y sin problemas pero sin desayunar, llegamos a la reserva los primeros (que raro). Poco a poco fue llegando gente, 3 guardas y otros 3 cazadores, y a las 8, después de decirnos que ellos no usan sus coches para cazar, el guarda mas joven, casimiro, se monta con nosotros y me dice que cargue el rifle que nos ponemos en marcha. Nos encaminamos hacia una zona que ellos llaman el cerro y no llevábamos ni 10 minutos en el coche cuando en mitad de la carretera habia parados no menos de 14 guarros, pequeños esos si, junto a dos guarras mas grandecitas. el guarda me dice que si quiero matar alguno, ya qu estaban parado y no se movian demasiado, pero mi padre rapidamente salto diciendo, yo no le dejo que mate un cochino de esta forma ni de coña, total, que es verdad que no tenian mucha escapatoria y no merecian la pena, no tenían boca. Luego el guarda nos contó que estos guarros bajan a comer a un restaurante que hay en la carretera y como el dueño les da comida, no tienen miedo a la gente (perdidción de los guarros), asi que tampoco hubiera sido una caza demasiado deportiva. Seguimos nuestro camino, muchos kilometros por la reserva; hicimos algo que nunca había hecho antes, pasar por una plantacion de almendrós que estaba roturada, y con nuestro todo terreno pasamos sin demasiada complicación, ya que desde mayo allí no llueve nada. Seguimos el rececho, paramos varias veces a ver ciertos testeros, en los que según el guarda, los Arruís tienen cerencia y vemos algún rebaño a lo lejos, pero nada que estuviera a tiro ni que al guarda le pareciera interesante. Como a la hora de comenzar el rececho paramos el coche y nos bajamos y el guarda me dice que coja el rifle y que le siga. Pasamo por un terreno muy difícil de andar y ahí veo el primer Arruí de cerca de la jornada. Un animal poderoso fisicamente, éste era un macho joven y sobre todo me sorprendió su agilidad para moverse en ese terreno. Luego al final de la jornada recordé que este grupo, al que nuestra presencia hizo desplazarse en pocos minutos una cantidad de terreno sorprendente, sería en el que estaba mi trofeo. El guarda nos dijo que seguiriamos a delante, que habría mas oportunidades. Volvimos al coche y proseguimos la marcha. Nos cruzamos al poco tiempo con un guarda y 2 cazadores que cazaban fuera de la Reserva, en una finca particular, pero que linda con la reserva (sin alambrada por cierto) y despues de intercambiar unas palabras, decidimos dar la vuelta y iniciar lo que a la postre sería el rececho definitivo. El guarda indicó a mi padre que bajara por un camino (por llamarlo de alguna forma) y que tuviese cuidado que era una pendiente pornunciada, vaya si lo era. Bajamos no sin dificultad y yo solo pensaba en la subida, que desde luego yo, no haría nunca conduciendo. Bajamos, escondemos bien el coche ya que estamos en una zona limítrofe de la Reserva y el guarda con estas palabras me da a entender que vamos a andar un ratito: "coge todo lo que necesites, balas, camara de fotos y todo por si acaso". Me preparo, me decanto por el sombrero de cuero de ala ancha que le regalamos a mi padre hace ya algún tiempo y que por cierto no se si estrené, me quité el jersey ya que eran las 9:30 pero el calor se podía adivinar que no tardaría en llegar y menos al ponerse en marcha y aquí empieza lo que para mi ha sido el rececho mas duro de toda mi vida (hasta la fecha). El terreno no ayuda a andar, piedras sueltas, suelo muy seco y matorral bajo (esparteras la mayoría). Bajamos una primera loma, donde dejamos el coche, mas o menos unos 20 minutos de bajada, llegando hasta el mismo cauce de la rambla (seca desde hacia bastante tiempo) y recorrimos la rambla hacia la zona donde sabíamos que habíamos molestado al rebaño que vimos desde la carretera. Efectivamente allí no estaban, pero había huellas claras de escrementos y de pisadas que nos hacian pensar que no hacia mucho que habían pasado por allí. Nos disponemos a seguirlas, y las huellas nos guian hacia arriba. Desde lo mas profundo del valle subimos ladera arriba, haciendo 2 paradas para que mi corazón pudiera volver a latir con normalidad (posiblemente llegué a 200 pulsaciones). En cada parada charlamos de caza, intercambiando pareceres, anécdotas y sobre todo, escuchaba al guardia que sabía muy bien lo que estaba haciendo. Cuando hacemos cima, vemos que los rastros persisten y que se encaminan hacia la siguiente sierra. Eso me hizo pensar en que el cansancio físico lo mismo me jugaba una mala pasada y que podría tener compliaciones a la hora de tirar pero bueno, seguimos a delante. Primero descendemos y luego volvemos a ascender y cada vez el rastro es mas fresco, con lo que parece que vamos muy cerca del rebaño. Por fin alcanzamos una zona donde andar resulta agradable ya que la pendiente se rebaja y mi corazón comienza poco a poco a bajar de pulsaciones. Al poco de alcanzar la cima nos damos de frente con el rebaño. Estaban a nuestra derecha y mas o menos iban a cruzar por delante nuestro como a 130 m. mas o menos. Pasarón despacio, y tuvimos las suerte que justo enfrete nuestro se pararon bastante rato. Tuve dentro del visor a muchos bichos pero sobre todo tuve la oportunidad de ver una pelea de dos machos que estuvo emocionante (estan en un celo poco acentuado por la falta de agua). Poco a poco el guarda iba seleccionando y me dijo que nada de lo que estaba a tiro entraba dentro del permiso. Entonces esperamos a que pasara el rebaño y como teniamos bien el aire hicimos una nueva tentativa mas a nuestra izquierda. Efectivamente volvimos a tener todo el rebaño delante pero esta vez un macho joven nos vio y eso no hizo que el rebaño se asustara, pero no pararon como en la anterior ocasión. Estaban todas en movimiento y lo peor es que se dirigian a una zona que si los cerros que hasta ahora habíamos andado parecían duros, estos eran... Total que el guarda se incorpora, y avanzamos un poco mas, y yo que estaba a la izquierda del guarda le indico que si ve a 3 ejemplares que se quedan rezagados, el me dice que no, y se mueve un poco mas a su derecha y entonces los ve con sus prismáticos. Los observa durante unos segundos y me dice que si quiero puedo tirar al que se encuentra mas a la derecha. Yo le veia bíen pero no estaba del todo cruzado, me daba un poco el culo, pero aún así, me puse rodilla en tierra, le meti en el visor y le solté el zambombazo. Se oye el tiro y yo por el visor veo que el ejemplar se derrumba sin moverse ni un centimetro. Alegría controlada, el guarda me felicita, me dice: "joder, que cojones tienes, menudo tiro le has dao", la verdad es que el tiro fue preciso y efectivo. Esperamos un rato a que el resto del rebaño desapareciara y poco a poco nos fuimos acercando a nuestra pieza. De camino hacia mi Arruí me dio tiempo a fotografiar al rebaño dos veces, pero siempre a contra luz, pero fue curioso como no se fueron muy lejos de la presencia de su compañero abatido. Cuando llegamos a nuestro trofeo nos felicitamos de nuevo y grande fue nuestra sorpresa que todo el rebaño se encontraba parado justo en la cima del testero donde estabamos nosotros y se dieron la vuelta y cruzaron por delante nuestra, a escasos 30 metros, volviendo sobre sus propios pasos como si se mostrasen amenazantes. Fue un momento muy bonito y que pocas veces volveré a vivir. Comenzamos el ritual de la foto, que por poco no la hago por falta de pilas y el despieze del animal, y cuando estabamos listos, comenzamos nuestro viaje de vuelta al coche que se me hizo mas corto de lo que me esperaba, eso si, paramos 2 veces a descansar y a charlar un rato. Cuando llegamos al coche, mi padre que estaba esperandonos nos felicitó y nos montamos en el coche para ir a tomar un merecido almuerzo con el resto de guardas y cazadores. Al llegar al bar donde paramos asistimos a lo que el guarda nos contó sobre los cochinos a los que pudimos tirar y no tiramos, ahi teniamos, delante del bar a un machete, de unos 35 kilos, comiendo placidamente y junto al cual que hice una foto que mostraré si puedo en este espacio. Después del merecido almuerzo comenzó un viaje de retorno del que cabe destacar la vuelta absurda por Alicante que dimos, vi el mar y luego me dirigí hacia Albacete llegando a Madrid sobre las 20:00h. mas o menos sin ninguna incidencia. Esto fue mi ultimo rececho.