La vida da muchas vueltas
Hoy es un día raro. Mucho baloncesto, 5 partidos para ser exactos, rencuentos con antiguas jugadoras y jugadores y bueno, el All Star weekend. Ahora mismo son la 1:11 h., estoy viendo una de películas favoritas, El Padrino, y bueno estoy esperando solo a que empieze el All Star. El baloncesto es una parte fundamental de mi vida, y una de las cosas que con mas cariño recuerdo de lo vivido con mis hermanos han sido como los tres disfrutábamos viendo de madrugada el concurso de mates, el de triples y ese gran espectáculo que antes era el All Star. Ahora cada vez es menos espectacular, menos auténtico. Creo que todos los que empezamos a ver basket NBA de la mano de Ramón Trecet en Cerca de las Estrellas echamos de menos esos fines de semana en los que la 2 de TVE daba el All Star y se tomaba en serio realmente lo que era ese evento. Ahora todo es un show, mucho espectaculo pero poco basket, y eso que intentan mejorarlo, pero en vez de eso lo empeoran. De todas formas supongo que eso nos pasa a los románticos, a todos los de mi generación que crecimos viendo a los Lakers de Magic, a los Detroit de Thomas, a los Boston de Bird, todo lo demas nos parece que no es auténtico. Mi hermano Alfonso siempre fue un apasionado de los Lakers, zapatillas de James Whorthy, pantalones de
Magic, zapatillas de Jabbar, tantas cosas que luego nos hacían sentirnos mucho mas cerca de las estrellas. En esa época jugabamos, y mucho. Yo siempre quise entrar en el equipo en el que jugaba mi hermano, no por lo bien que jugaban tios como el Moro, el Mago, el Vinnie, sino porque era el equipo de mis amigos también y joder, como jugaban, que placer era jugar con ellos. El basket me ha hecho tener grandes amistades, muy grandes, y vivir momentos irrepetibles. Recuerdo como si fuese ayer mismo, cuando todavia yo no jugaba e iba a ver a mi hermano jugar al parque Breogan, a las pistas de la Avenida de los Toreros, al Boston o al Eva perón. Cada uno de nosotros ponía 100 pesetas o menos, bueno, lo que tuvieramos para pagar los arbitrajes y así, de partido en partido pasábamos los fines de semana. Todavía recuerdo a personajes como Zúñiga, Cano, julito, cantero, takin, juando ardila, en fin, muchos con los que jugaba mi hermano y con parte de ellos luego jugué yo. El basket solo me trae buenos recuerdos, de gente, de partidos, de historietas, de muchas juergas y sobre todo de diversión. Ahora que vivo el basket desde otra perspectiva, la de entrenador, a la cual nunca pense llegar sinceramente, veo a muchos de los que me rodean que no se divierten jugando, ni entrenando, el baloncesto es mas una lacra para ellos que una diversión. Sin esa parte de ocio que todo deporte debe tener, ¿qué nos queda? parqa mi nada. Veo una y otra vez discursiones con entrenadores, jugadores que salen y llegan a los partidos con caras largas, jugadoras que lloran por la incomprension de los entrenadores... Algo falla. Si tengo claro alguna cosa dentro del baloncesto es que donde estés y hagas lo que hagas tienes qeu disfrutar, y para disfrutar hay que divertirse, trabajando pero divertirse. Veo que eso no ocurre, a mi mismo me pasa en los dos euipos que llevo. En Griñón parece que ahora si nos comportamos como equipo, que tenemos sensaciones de equipo, que perdemos o ganamos todos, pero qeu todos vamos hacia el mismo lugar. Eso hace que yo disfrute, que el equipo disfrute cuando gana, y que suframos cuando perdemos, pero lo hacemos todos a la vez. En mucha parte de esta temporada he tenido la sensación de que no a todos nos importaba lo mismo ganar o perder, y sin embargo ahora no es así. Con las niñas la situación es mas rara, mas complicada. El caracter primorcial lúdico - didáctico de nuestro equipo nos hace plantearnos de otra forma la vision del juego, del entreno y del comportamiento de los jugadores. Ahora mismo tenemos una especie de dilema moral entre competición para ganar o para enseñar. Yo siempre he defendido que no es imcompatible enseñar y ganar. Ganar no es un fin, es una consecuencia, pero el problema está cuando tienes que tomar decisiones que afectan a tu equipo que sin duda mejorarían su rendimiento pero que chocan de frente con tus mas firmes principios morales que rigen tu forma de entrenar. Hoy lo discutía con mi segunda entrenadora, que sin duda leera esto y me lo recordará durante la semana, aunque no viene a entrenar el martes. Se que si juego con 8 jugadoras, tengo mas posibilidades de ganar, pero ¿eso sería justo?. No es fácil, de verdad. Yo si lo tengo claro, quien se lo merece juega, si tengo que perder perderé, perderé con la cabeza muy alta y con mis principios morales intactos y nadie me podrá decir nunca que digo una cosa y hago otra. Dudo que podamos luchar por el campeonato de Madrid, pero sinceramente, eso ¿importa?. Lo que importa es que las jugadoras o jugadores aprendan, te respeten, te quieran, que tu las o los quieras y que se funcione como un equipo, que eso si que es verdaderamente importante. Creo que con esas cosas nos debemos quedar los entrenadores y los jugadores, porque si algo me ha enseñado este mundo del baloncesto es que la vida da muchas vueltas y es importante ser fiel a tus principios.
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