Confianza
Se que este blog solo lo leen 6 o 7 personas, y posiblemente 5 o 6 de ellas no encuentren mucho sentido a esta entrada, el resto si, y no daré mas detalles, solo pinceladas sobre mis pensamientos en estos momentos. El vínculo que tengo y tendré con mis hermanos nada ni nadie podrá nunca romperlo. Siempre estaremos unidos, pendientes unos de los otros, preocupados unos por los otros, y siempre que lo necesitemos prestaremos ayuda a quien lo necesite de nosotros. Eso ayer quedó patente, incluso de una forma casi espiritual cuando hablé con mi hermano Alfonso y le cuento, me dice que sobre las 7 estaba nervioso y no era por el vuelo que tenía que coger con su familia casi una hora después. Al final voy a tener que creer en la telepatía o mas bien en algo que nos une, de forma extracorpórea las mentes y que permite sentir, percibir y notar sensaciones raras de la gente a la que quieres aunque te separen kilómetros. Lo cierto es que ahora tenemos que ser mas piña que nunca, estar mas unidos que nunca y entre todos saldremos adelante, como hemos hecho otras veces y en la medida en que se pueda, borrón y cuenta nueva, que aunque se que es complicado, en estos casos es fundamental. Estas primeras líneas fueron escritas hace tiempo, tal vez mas de un mes. No quise subirlas a mi blog para tener tiempo para pensar en ellas y volver a leerlas con otra perspectiva y hoy lo hago. Lo hago y sigo pensando de la misma forma. Este fin de semana por primera vez en años, muchos años, los dos fueron a ver uno de mis partidos, uno de tantos y tantos partidos que he disputado en los últimos años y la verdad, me hizo muchísima ilusión porque es una de las pocas cosas que hace mucho tiempo que no comparto con ellos, el baloncesto. Desde que terminamos la universidad, hace ya mas de 9 años en el caso de mi hermano Alfonso, ya hace 7 en mi caso, y casi 3 en el de mi hermano Arturo. Cuando estudiábamos y pasábamos los largos veranos en La Cabrera, 3 meses de intenso basket todos los días sin excepción desde las 5 de la tarde a las 10 de la noche, en interminables partidos de 1x1x1 en una cancha de menos de 25 metros cuadrados hizo que jugáramos muchas muchas horas juntos y eso ahora se echa de menos. Luego la lesión de rodilla de mi hermano Arturo y su mosaicoplastia pues impidió que volviésemos a jugar como antes. La verdad que es una de las cosas que mas añoro de esos años, los partidos con mis hermanos. Esta semana pasada un partido de play-off en un club en el que nunca pensé entrenar y que me pilló por sorpresa nos volvió a unir en torno a un deporte que nos unió mucho en su momento y eso me hace simplemente feliz. Gracias por ir. |
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