Caza, pesca, naturaleza y vida

20 marzo 2007

Confianza

Se que este blog solo lo leen 6 o 7 personas, y posiblemente 5 o 6 de ellas no encuentren mucho sentido a esta entrada, el resto si, y no daré mas detalles, solo pinceladas sobre mis pensamientos en estos momentos. El vínculo que tengo y tendré con mis hermanos nada ni nadie podrá nunca romperlo. Siempre estaremos unidos, pendientes unos de los otros, preocupados unos por los otros, y siempre que lo necesitemos prestaremos ayuda a quien lo necesite de nosotros. 

Eso ayer quedó patente, incluso de una forma casi espiritual cuando hablé con mi hermano Alfonso y le cuento, me dice que sobre las 7 estaba nervioso y no era por el vuelo que tenía que coger con su familia casi una hora después. Al final voy a tener que creer en la telepatía o mas bien en algo que nos une, de forma extracorpórea las mentes y que permite sentir, percibir y notar sensaciones raras de la gente a la que quieres aunque te separen kilómetros. Lo cierto es que ahora tenemos que ser mas piña que nunca, estar mas unidos que nunca y entre todos saldremos adelante, como hemos hecho otras veces y en la medida en que se pueda, borrón y cuenta nueva, que aunque se que es complicado, en estos casos es fundamental.
Estas primeras líneas fueron escritas hace tiempo, tal vez mas de un mes. No quise subirlas a mi blog para tener tiempo para pensar en ellas y volver a leerlas con otra perspectiva y hoy lo hago. Lo hago y sigo pensando de la misma forma.

Este fin de semana por primera vez en años, muchos años, los dos fueron a ver uno de mis partidos, uno de tantos y tantos partidos que he disputado en los últimos años y la verdad, me hizo muchísima ilusión porque es una de las pocas cosas que hace mucho tiempo que no comparto con ellos, el baloncesto. Desde que terminamos la universidad, hace ya mas de 9 años en el caso de mi hermano Alfonso, ya hace 7 en mi caso, y casi 3 en el de mi hermano Arturo. Cuando estudiábamos y pasábamos los largos veranos en La Cabrera, 3 meses de intenso basket todos los días sin excepción desde las 5 de la tarde a las 10 de la noche, en interminables partidos de 1x1x1 en una cancha de menos de 25 metros cuadrados hizo que jugáramos muchas muchas horas juntos y eso ahora se echa de menos. Luego la lesión de rodilla de mi hermano Arturo y su mosaicoplastia pues impidió que volviésemos a jugar como antes. La verdad que es una de las cosas que mas añoro de esos años, los partidos con mis hermanos.
Esta semana pasada un partido de play-off en un club en el que nunca pensé entrenar y que me pilló por sorpresa nos volvió a unir en torno a un deporte que nos unió mucho en su momento y eso me hace simplemente feliz. Gracias por ir.

14 marzo 2007

Ser entrenador

Amaya, que es una ex-jugadora mía que se encuentra en USA estudiando y con la que tengo una buena relación de amistad, el otro día me comentó que por qué no escribía sobre lo que suponia para mi ser entrenador y bueno, ha llegado la hora de hacerlo. Ya hace unos pocos años que soy entrenador, 14 para ser exactos. Mi evolución ha sido muy buena, he tenido suerte, di con un grupo muy majo en mi tercer años como entrenador (1º como primer entrenador y conseguí un campeonato federado de madrid) y ese mismo año el ascenso tan deseado con el senior de mi queridisimo colegio Caldeiro. Mi trayectoria ha sido bastante discreta en resultados, salvo esto que digo no he hecho nada mas que merezca la pena destacar, pero hay algo mas que se escapa de lo estrictamente deportivo lo humano. El baloncesto me ha permitido conocer a gente de todo tipo, la mayoría de ellos gente genial. Del baloncesto han surgido grandes amistades de las que tengo ahora, y no voy a dar nombres para no olvidarme de ninguno. Mi comienzo como entrenador fue casual, mi amigo Jorge Cabrerizo me pidió ser su segundo, jugabamos juntos y me lo pidió y me parecio una gran idea. De ahí hasta ahora he pasado por 3 clubes, muchos equipos (podría enumerarlos) muchos viajes, muchos partidos, muchos torneos, muchas victorias, muchas derrotas, temporadas buenas, temporadas malas, equipos que se deshacen, peleas con directivos, enfrentamientos con jugadores, experiencia como director técnico, los cursos de titulación (inolvidable el superior en el CES), algunas situaciones complicadas en campos complicados (recuerdo los dos partidos con corazonistas en el que se monto una muy gorda, en su casa el entrenador contrario agredio a Jorge y en casa yo me fui a por el y me pararon (menos mal porque me podía haber matado)... No se, son tanto recuerdos, mi primer partido como primer entrenador, ganando por cierto a Estudio en su casa en las pistas de fuera (claro en esa época no había pabellón). Otro partido que recuerdo con especial cariño fue en Liceo Francés, siendo todavia segundo de Jorge, menuda fiesta nos metimos el día anterior y asi fuimos al partido, llegamos y ninguno de los dos queria dirigir, porque no sabiamos quien estaba peor de los dos, estuvo muy gracioso. De estas historias muchas, recuerdo los viajes en coche con el Padre de Dani Blanco, follao a todas partes y por otra parte en ese mismo equipo ir con el abuelo de Dani Navas era infernal, a 60 por cualquier sitio, el desocojono. Mi llegada a Tres Cantos, por casualidad, a un equipo femenino, muy difícil de llevar, pero con un grupo humano buenísimo del que todavia tengo mucho contacto y gran aprecio por ellas. Era mi primera experiencia con un equipo femenino y se la recomiendo a todo entrenador, es lo mas complicado que nunca he hecho. Despues de ese equipo femenino han venido mas, pero aquel fue el primero y el mas complicado. También mi choque frontal con una jugadora del 91 (Raquel López) me hizo crecer como entrenador, y es mas, ahora nos vemos y somos amigos, siempre nos saludamos y eso me hace pensar que tan mal no lo haré entrenando, si me saludan aquellos jugadores con los que he tenido enfrentamientos...
Lo mejor de ser entrenador es sin duda que los jugadores te respetan, te cogen aprecio, te escuchan (en la mayoría de los casos), te piden consejo, te cuentan sus problemas, terminas por conocerlos en tan solo 2 años perfectamente, al verlos, su mirada te dice como están, si tienen un buen día o no, si tienen problemas en casa o no. He tenido casos de jugadores con problemas de drogas, problemas con los estudios, con los padres, con los novios o novias y en todo ello siempre alguno me ha pedido ayuda y siempre se la he dado y eso nos hace ser mejores, a nosotros los entrenadores y a ellos, los jugadores sin los que nosotros no existiriamos.