Caza, pesca, naturaleza y vida

27 octubre 2006

Las primeras tiradas de faisanes

Recuerdo que hace ya muchos años, tantos posiblemente como desde mi primera monteria, ibamos con relativa frecuencia a unas tiradas de faisanes en las que yo todavía no tiraba pero en las que me lo pasaba genial. Normalmente el recorrido era de 6 puestos, muy cómodo de andar, casi siempre iba al puesto con mi padre y de vez en cuando o por lo menos recuerdo que una vez nos llevamos a nuestro recordado canito para que luego nos ayudara en la rebusca, que no es otra cosa que una caza en mano de las piezas que no son abatidas en el ojeo y que es mas divertido incluso que el propio ojeo. Recuerdo que nuestro perro no hacía buenas migas con las plumas y sí que encontraba bien a los faisanes pero de ahí a cogerlos y traerlos cerca de nosotros había un mundo. Recuerdo que un día, durante el ojeo llovía a mares y luego en la rebusca mi padre y yo nos fuimos tranquilamente a dar una vuelta y conseguimos matar algún faisan mas pero el caso es que llegamos a la casa como una sopa, mojados hasta los huesos y cuando nos acercamos al fuego empezamos a despedir vapor y parecía como si nos estuvieramos quemando, era la primera vez que lo veia y me resultó muy curioso. En estas cacerías todavia mi hermano Alfonso era el que cazaba, tiraba con su escopeta del 16 automática, que por cierto ahora tengo yo a mi nombre, y que le daba de vez en cuando algún disgusto con algunos tipos de cartuchos con los que se quedaba encasquillada y eso en un ojeo digamos que es una jodienda importante. También Julian, un buen amigo de mi padre y buen cazador y conocedor del monte por lo menos vino un par de veces con nosotros y la verdad es que con él en el campo siempre aprendes, siempre disfrutas y lo pasas bien. También es un buen tirador, pero a él lo que le gusta mas es la caza en mano que por cierto sigue practicando en su pueblo con su padre que es muy mayor. Con Julian me pasó una de las cosas mas increibles que he vivido en el campo y que sin duda, cualquiera que la viva siente dos cosas, admiración por la gente que conoce el campo y entusiasmo por las vivencias que te puede dar un día de campo. Cazando en mano por un olivar en Albacete (creo recordar) ibamos en la mano mi padre, Julian y yo, supongo que por lo menos vendría otro mas pero ahora mismo no recuerdo que era y Julian me dice: " ¿ves a la liebre en la cama?" y yo le respondo que no, ya que como urbanita que soy no era capaz de verla ni de distinguirla en una barbecho. Si bien mis conocimientos y viviencias en el campo son mayores que la de la mayoría de la gente de ciudad, comparados con los de gente como Julian son insignificantes. Total, que me dice, "sigue andando", y me vuelve a preguntar si no veia a la libre en la cama y yo le vuelvo a responder que no. Total que asi hasta 4 veces y me dice, "párate", y me paré y me dice, "mira entre tus pies", y por muy sorprendente que pueda resultar allí estaba la libre, encamada, aplastada y quieta, inmovil y camuflada con el terreno y totalmente invisible para los ojos poco acostumbrados de un cazador nobel como yo. Me quedo soprendido, mirado fijamente a la liebre y ella a mi que me vería como un gigante torpón que viene a molestarla en su cama. Julian entonces me dice, "agachate y cógela con la mano", y yo le digo que si está loco, que como iba a hacer yo eso y me dice, "¿quieres que lo haga yo?" No tardó mas de 5 segundos en acercarse con sigilo y coger a la liebre con la mano a la altura del cuello. Vivita y coleando me la da y me dice, "¿y ahora que vas a hacer con ella?" y claro, yo que no me había visto en una situación así nunca, me veía llevando la liebre a cuestas todo el día, y viva claro está. Total que se me ocurrio lo mejor que se me podía haber ocurrido, soltarla y que encontrara otro sitio para que se le pasara el susto que el pobre animal llevaba encima. Estas son las cosas por las que merece la pena cazar, salir al campo y conocer a gente de campo.

24 octubre 2006

Hoy es mi cumpleaños

Como todos los años por estas fechas vuelve a ser mi cumpleaños, que curioso. En fin, después de un fin de semana redondo con el baloncesto ganando con el nacional y con mis niñas de nada menos que de 50 puntos a Virgen de Atocha afrontamos la semana laboral (que para mi empieza el martes) con optimismo e incertidumbre. Optimismo porque es cortita y es mi cumpleaños hoy e incertidumbre porque no sabemos donde vamos a entrenar estos días con el nacional a causa de la lluvia. De momento hoy creo que entrenaré como siempre a mis niñas y después no sabré hasta las 18:30 donde entrenamos con el nacional y como sea fuera de Griñón no se si iré, hoy que ponen House... Bueno, en menos de 5 días he dicho que no a dos invitaciones de caza, las dos para cazar conejos, pero como siempre digo, la obligación antes que la deboción y esta vez no puedo ser, así que ya llegaran días de caza. La semana pasada, el miércoles, compre 2 cajas de balas en Ismael para la montería a la que me ha invitado Felipe, que si todo va como él dice, lo mismo me quedo hasta corto de munición. No me puedo imaginar en una situación como esa. Si analizo toda mi carrera cinegética en montería he disparado 4 balas, dos con escopeta y dos con el rifle. Lo mejor de todo es que las dos de escopeta fue a un guarrillo que salio de un maizal y al cual le tiré, le falle como era normal ya que era el primer guarro al que tiraba en mi vida y mi padre como si se tratara de Clint Eastwood dejo caer la capa de guardia civil que llevaba puesta y de un certero disparo dejó al guarro patas arriba. Amador González Junior que es una buen amigo de la familia, hijo del pediatra que trató en la infancia a mis hermanos y a mi y que por otra parte es uno de los mejores amigos de mi padre estaba muy cerca de mi puesto y llegó corriendo para comprobar si habia sido yo el que le había dado o había sido mi padre para hacerme novio de montería, pero no puedo ser, se quedó con las ganas. Los otros dos disparos los hice el año pasado, en una montería en Cáceres organizada por uno de los amigos de mi padre con el que mas ha cazado en sus años dorados, Luis Castro y en esta ocasión tire a un guarrillo pequeño, al que solo me dio tiempo a tirar un tiro y que paso por todos los puestos de la armada sin llevarse mas sustos que el ruido de los disparos. Lo curioso de esa montería es que mi padre tiro también a una guarra enorme pero a mucha distancia. Los dos Alonsos tirando en la misma montería, un hecho insólito. Poco despues, como al mes, en una montería en la Hiruela de Madrid, con mucho frio y mucha nieve, me colocaron en un puesto infernal, al que tardé mas de una hora en llegar y alli tire a un cochino muy grande pero muy lejos, mas de 150 m. y eso en montería y sin visor, es casi una lotería. En resumen, 4 tiros para unos 20 años de montería por toda españa, eso es mala suerte o quien sabe, tal vez sea buena. El caso es que si en la montería esta de los Yébenes a la que estoy invitado (o eso espero) las espectativas se cumplen, no se si mataré algo pero el hombro me va a doler de tanto tirar.

17 octubre 2006

Mi primera montería

Aunque hace mucho mucho tiempo de ello, todavía la recuerdo bastante bien. Debía tener yo pues 11 o 12 años, y siempre veía como era mi hermano Alfonso el que iba a las monterías con mi padre y yo nunca podía ir, con razón, puesto que era muy pequeño todavía. Pero al fin un día llego esa oportunidad, mi primera montería. Recuerdo y seguramente el motivo de recordarlo bien es por lo extraño de la situación, ya que a esa montería no iba solo con mi padre sino que tambien venía mi tio Miguel, que no es nada cazador, pero creo que en esa ocasión era a él al que le invitaban y aprovechando la coyuntura mi padre fue y yo con él. De la montería en si misma recuerdo poca cosa; el puesto era bastante bonito, el tiradero bastante cerrado por el monte tupido de la zona, la verdad es que no recuerdo donde fue esa montería pero si consigo averiguarlo lo publicaré al instante. Hace ya mucho tiempo de aquello, entre 18 y 20 años aproximadamente por lo que los detalles que puedo dar son escasos, pero si recuerdo uno muy curioso que por cierto no se me ha vuelto a presentar en ninguna cacería de ningún tipo. A mitad de la monteria una culebra de un tamaño bastante respetable se acercó a nuestro puesto, estabamos tanto mi padre como yo sentados tomandonos el taco que llevábamos y mi padre la vio rapidamente, saco el cuchillo de remate y sin darle mucha capacidad de huida al reptil le asestó un certero corte que separó la cabeza del resto del cuerpo, y por muy increible que parezca, (se que para los neófitos de la naturaleza lo es) estuvo toda la montería moviendo el cuerpo. Después de este lance con la culebra, recuerdo que vimos muy de lejos a un cochino que por la marcha que llevaba no creo que los perros fuesen muy lejos de él pero no pudimos ni tirarle ni nada. Ya de camino a los coches, por un sendero bastante amplio recuerdo que me tope con el primer jabalí muerto que veía, lo había matado un señor desde un puesto que se colocaba justo en unas piedras encima del camino, como a 10 metros de altura, supongo que el animal pasaba por allí sin esperar que nadie se diera cuenta de su huida, pero no fue así. En fin, llegamos a los coches, nos hicimos las pertinentes fotos con los cochinos, y con un teckel que recuerdo que mordía incesantemente a todo cochino que veía y después regrasamos a casa, como en cualquier final de jornada venatoria que se precie. Esta fue la primera de muchas cacerías que tendrán hueco en este espacio.

11 octubre 2006

Rececho de Arruí en Sierra Espuña (06-10-2006)



Como ya anuncié en la presentación, los días 6 y 7 de Octubre de 2006 tenía un permiso de sorteo para la caza a rececho de una hembra de Arruí en Sierra Espuña, provincia de Murcia. Como casi todas las veces que vas a realizar un viaje fugaz como este por mucho que te preparas las cosas algo se olvida o algo pasa, pero bueno, al final todo salió bien. Después de hablar mucho durante toda la semana anterior de cuando saliamos hacia Murcia, de si me bajaba a Madrid y como lo ibamos a hacer, resulta que no me doy cuenta que tengo entrenamiento con mi equipo de niñas. Total que el mismo jueves que salíamos para Murcia llamo a mi segunda entrenadora, Ana fulgencio, y la digo que no voy a ir a entrenar, y poco mas que le da un paro cardiaco, ella sola, ante 20 níñas en su primer año como entrenadora, total, que le pido a mi amigo Diego que la eche una mano, y él, siempre dispuesto a ayudarme y sobre todo si es para entrenar con una mujer, me hace el favor de entrenar con ella, por lo tanto, problema solucionado. Salgo de Tres Cantos, cargado hasta los topes de cosas sobre las 16:00 h. y bajo a Madrid. Allí sorprendentemente mi padre no está en la puerta totalmente impaciente para irnos, si no que está viendo la tele tranquilamente. Bueno, nos ponemos en marcha, cogemos el todo terreno y ponemos rumbo a Murcia por la R-3, pagando con tarjeta que es mas rapido. Llegamos a Murcia sobre las 20:00 h. pensabamos que llagariamos de día y si hubiese sido así hubieramos ido a probar el rifle que no sabíamos si estaba o no a tiro. Llegamos de noche y nada de esto fue posible. encontramos nuestro hostal, Los Bartolos para mas señas y la verdad es que no está nada mal. Yo durante la carrera he dormido en sitios bastante peores que este. Estaba limpio y con eso basta. Durante todo el camino de ida fue inestimable la ayuda de nuestro GPS humano, mi hermano Arturo, al que no llamamos menos de 5 veces para saber por donde teníamos que ir. Bueno una vez que nos instalamos, bajamos a cenar, cenamos bien, y muy barato y nos fuimos a dormir. Teníamos que levantarnos a las 6 de la mañana para estar en la reserva a las 7. Así lo hicimos, y sin problemas pero sin desayunar, llegamos a la reserva los primeros (que raro). Poco a poco fue llegando gente, 3 guardas y otros 3 cazadores, y a las 8, después de decirnos que ellos no usan sus coches para cazar, el guarda mas joven, casimiro, se monta con nosotros y me dice que cargue el rifle que nos ponemos en marcha. Nos encaminamos hacia una zona que ellos llaman el cerro y no llevábamos ni 10 minutos en el coche cuando en mitad de la carretera habia parados no menos de 14 guarros, pequeños esos si, junto a dos guarras mas grandecitas. el guarda me dice que si quiero matar alguno, ya qu estaban parado y no se movian demasiado, pero mi padre rapidamente salto diciendo, yo no le dejo que mate un cochino de esta forma ni de coña, total, que es verdad que no tenian mucha escapatoria y no merecian la pena, no tenían boca. Luego el guarda nos contó que estos guarros bajan a comer a un restaurante que hay en la carretera y como el dueño les da comida, no tienen miedo a la gente (perdidción de los guarros), asi que tampoco hubiera sido una caza demasiado deportiva. Seguimos nuestro camino, muchos kilometros por la reserva; hicimos algo que nunca había hecho antes, pasar por una plantacion de almendrós que estaba roturada, y con nuestro todo terreno pasamos sin demasiada complicación, ya que desde mayo allí no llueve nada. Seguimos el rececho, paramos varias veces a ver ciertos testeros, en los que según el guarda, los Arruís tienen cerencia y vemos algún rebaño a lo lejos, pero nada que estuviera a tiro ni que al guarda le pareciera interesante. Como a la hora de comenzar el rececho paramos el coche y nos bajamos y el guarda me dice que coja el rifle y que le siga. Pasamo por un terreno muy difícil de andar y ahí veo el primer Arruí de cerca de la jornada. Un animal poderoso fisicamente, éste era un macho joven y sobre todo me sorprendió su agilidad para moverse en ese terreno. Luego al final de la jornada recordé que este grupo, al que nuestra presencia hizo desplazarse en pocos minutos una cantidad de terreno sorprendente, sería en el que estaba mi trofeo. El guarda nos dijo que seguiriamos a delante, que habría mas oportunidades. Volvimos al coche y proseguimos la marcha. Nos cruzamos al poco tiempo con un guarda y 2 cazadores que cazaban fuera de la Reserva, en una finca particular, pero que linda con la reserva (sin alambrada por cierto) y despues de intercambiar unas palabras, decidimos dar la vuelta y iniciar lo que a la postre sería el rececho definitivo. El guarda indicó a mi padre que bajara por un camino (por llamarlo de alguna forma) y que tuviese cuidado que era una pendiente pornunciada, vaya si lo era. Bajamos no sin dificultad y yo solo pensaba en la subida, que desde luego yo, no haría nunca conduciendo. Bajamos, escondemos bien el coche ya que estamos en una zona limítrofe de la Reserva y el guarda con estas palabras me da a entender que vamos a andar un ratito: "coge todo lo que necesites, balas, camara de fotos y todo por si acaso". Me preparo, me decanto por el sombrero de cuero de ala ancha que le regalamos a mi padre hace ya algún tiempo y que por cierto no se si estrené, me quité el jersey ya que eran las 9:30 pero el calor se podía adivinar que no tardaría en llegar y menos al ponerse en marcha y aquí empieza lo que para mi ha sido el rececho mas duro de toda mi vida (hasta la fecha). El terreno no ayuda a andar, piedras sueltas, suelo muy seco y matorral bajo (esparteras la mayoría). Bajamos una primera loma, donde dejamos el coche, mas o menos unos 20 minutos de bajada, llegando hasta el mismo cauce de la rambla (seca desde hacia bastante tiempo) y recorrimos la rambla hacia la zona donde sabíamos que habíamos molestado al rebaño que vimos desde la carretera. Efectivamente allí no estaban, pero había huellas claras de escrementos y de pisadas que nos hacian pensar que no hacia mucho que habían pasado por allí. Nos disponemos a seguirlas, y las huellas nos guian hacia arriba. Desde lo mas profundo del valle subimos ladera arriba, haciendo 2 paradas para que mi corazón pudiera volver a latir con normalidad (posiblemente llegué a 200 pulsaciones). En cada parada charlamos de caza, intercambiando pareceres, anécdotas y sobre todo, escuchaba al guardia que sabía muy bien lo que estaba haciendo. Cuando hacemos cima, vemos que los rastros persisten y que se encaminan hacia la siguiente sierra. Eso me hizo pensar en que el cansancio físico lo mismo me jugaba una mala pasada y que podría tener compliaciones a la hora de tirar pero bueno, seguimos a delante. Primero descendemos y luego volvemos a ascender y cada vez el rastro es mas fresco, con lo que parece que vamos muy cerca del rebaño. Por fin alcanzamos una zona donde andar resulta agradable ya que la pendiente se rebaja y mi corazón comienza poco a poco a bajar de pulsaciones. Al poco de alcanzar la cima nos damos de frente con el rebaño. Estaban a nuestra derecha y mas o menos iban a cruzar por delante nuestro como a 130 m. mas o menos. Pasarón despacio, y tuvimos las suerte que justo enfrete nuestro se pararon bastante rato. Tuve dentro del visor a muchos bichos pero sobre todo tuve la oportunidad de ver una pelea de dos machos que estuvo emocionante (estan en un celo poco acentuado por la falta de agua). Poco a poco el guarda iba seleccionando y me dijo que nada de lo que estaba a tiro entraba dentro del permiso. Entonces esperamos a que pasara el rebaño y como teniamos bien el aire hicimos una nueva tentativa mas a nuestra izquierda. Efectivamente volvimos a tener todo el rebaño delante pero esta vez un macho joven nos vio y eso no hizo que el rebaño se asustara, pero no pararon como en la anterior ocasión. Estaban todas en movimiento y lo peor es que se dirigian a una zona que si los cerros que hasta ahora habíamos andado parecían duros, estos eran... Total que el guarda se incorpora, y avanzamos un poco mas, y yo que estaba a la izquierda del guarda le indico que si ve a 3 ejemplares que se quedan rezagados, el me dice que no, y se mueve un poco mas a su derecha y entonces los ve con sus prismáticos. Los observa durante unos segundos y me dice que si quiero puedo tirar al que se encuentra mas a la derecha. Yo le veia bíen pero no estaba del todo cruzado, me daba un poco el culo, pero aún así, me puse rodilla en tierra, le meti en el visor y le solté el zambombazo. Se oye el tiro y yo por el visor veo que el ejemplar se derrumba sin moverse ni un centimetro. Alegría controlada, el guarda me felicita, me dice: "joder, que cojones tienes, menudo tiro le has dao", la verdad es que el tiro fue preciso y efectivo. Esperamos un rato a que el resto del rebaño desapareciara y poco a poco nos fuimos acercando a nuestra pieza. De camino hacia mi Arruí me dio tiempo a fotografiar al rebaño dos veces, pero siempre a contra luz, pero fue curioso como no se fueron muy lejos de la presencia de su compañero abatido. Cuando llegamos a nuestro trofeo nos felicitamos de nuevo y grande fue nuestra sorpresa que todo el rebaño se encontraba parado justo en la cima del testero donde estabamos nosotros y se dieron la vuelta y cruzaron por delante nuestra, a escasos 30 metros, volviendo sobre sus propios pasos como si se mostrasen amenazantes. Fue un momento muy bonito y que pocas veces volveré a vivir. Comenzamos el ritual de la foto, que por poco no la hago por falta de pilas y el despieze del animal, y cuando estabamos listos, comenzamos nuestro viaje de vuelta al coche que se me hizo mas corto de lo que me esperaba, eso si, paramos 2 veces a descansar y a charlar un rato. Cuando llegamos al coche, mi padre que estaba esperandonos nos felicitó y nos montamos en el coche para ir a tomar un merecido almuerzo con el resto de guardas y cazadores. Al llegar al bar donde paramos asistimos a lo que el guarda nos contó sobre los cochinos a los que pudimos tirar y no tiramos, ahi teniamos, delante del bar a un machete, de unos 35 kilos, comiendo placidamente y junto al cual que hice una foto que mostraré si puedo en este espacio. Después del merecido almuerzo comenzó un viaje de retorno del que cabe destacar la vuelta absurda por Alicante que dimos, vi el mar y luego me dirigí hacia Albacete llegando a Madrid sobre las 20:00h. mas o menos sin ninguna incidencia. Esto fue mi ultimo rececho.



10 octubre 2006

Todo empezó así

Este blog nace después de dar muchas vueltas en la cabeza a lo que quería contar, trasmitir y decir sobre mi vida y por fin y gracias a la inestimable ayuda de uno de mis guias espirituales, Daniel Marías, decidí darle un nombre que en cierto modo define bastante bien mi vida, ya que tiene una relación directa con dos de las grandes pasiones que me acompañan durante toda mi vida, la caza y la pesca. Como sabrán todos los que lean este blog junto a éstas dos pasiones hay otra que marca de una forma clara mi vida en estos últimos años, el Baloncesto, pero en el momento es que empiezas a tener una afición que se transforma en un oficio (al menos en parte) esta ya no es tan divertida como las demás, y sobre todo hay un hecho fundamental que diferencia las otras dos aficiones del resto de las que tengo, que la he practicado, la practico y la practicaré junto a mi padre. Parece una tonteria, y tal vez lo sea, pero mi padre me ha transmitido siempre verdadera pasión por la caza, por la pesca, por la naturaleza. Él sí ha tenido la gran suerte de poder disfrutar de una forma plena de la caza y la pesca por la mayoría del territorio nacional. Tuvo sus años dorados, en los que según él mismo y como bien constata mi madre no de muy buena gana, cazaba o pescaba 4 o 5 días a la semana. Lógicamente eso en los tiempos que corren es una fábula, ya que no creo que nadie, salvo raras excepciones, que por cierto, tengo mis dudas de que existan, pueda hacer. Él si lo hacía y ahora tan solo podemos dedicarle tal vez unos 20 días al año como mucho, pero sin duda son jornadas que aprovechamos al máximo que nos hacen pasar mas tiempo juntos del que por desgracia pasamos en la actualidad. De estas jornadas surguen historias, anécdotas, aventuras incluso y son de todas estas cosas que permanecen en mi cabeza de las que voy a hablar en este lugar de encuentro. Parece como si fuera una especie de tributo o narración nostálgica de lo que algún día fue pero no es así. Aqui a parte de contar todas estas cosas que he vivido también habrá comentarios a temas relacionados con la pesca, la caza y la naturaleza, y quien mejor que un geógrafo para hacerlos ¿verdad?. Este jueves inciamos una nueva temporada con un hecho hasta ahora inédito en mi familia, voy a recechar un Arruí. Soy el primer Alonso que se dispone a cazar semejante especie en nuestra piel de toro, y el jueves a eso de las 5 de la tarde (como los toros) pondremos rumbo a Murcia donde esperamos poder finalizar con éxito nuestro viaje. Claro está, esta jornada sin duda merecerá un hueco aquí, ocurra lo que ocurra, ya que no deja de ser una de las muchas jornadas camperas que espero nos reserve el futuro.