Caza, pesca, naturaleza y vida

05 septiembre 2008

Un nuevo miembro en la familia

Cuando uno lleva tanto tiempo sin escribir, debe encontrar una verdadera razón para retomarlo y esa razón ha llegado hace dos días a mi casa, un nuevo habitante, un nuevo mienbro, un nuevo compañero, un nuevo amigo, nuestro perro Bauer. Digo Bauer porque finalmente será el nombre que tomará, ya que visto lo visto no responde a ninguna llamada que se le hace de ninguna de las maneras, así pues, retomamos la idea primitiva del nombre que le íbamos a poner y así se queda: Bauer. Teckel de pelo duro y corto, desde mi punto de vista precioso, aunque no soy objetivo, hijo y nieto de campeones, con mucha raza, mucha sangre y creo que con ganas de vivir unos largos años entre nosotros. La principal razón por la que quería un perro es que desde mi infancia en mi casa ha habido perros, ya sean de caza o de compañía, y dentro de esta segunda categoría Canito, fue lo mas grande que he conocido como perro, un Teckel de pelo largo, simplemente espectacular. En esa ocasión y por la relación que mantenía mi padre con la protectora de animales a la que le dábamos cantidades grandes de pan duro para los perros, se presentó la oportunidad de quedarnos con quien a la postre sería el mejor perro que he conocido nunca, y he conodimo muchos. Llego algo enfermo, pero pronto alcanzó un estado de salud envidiable y estuvo entre nosotros la friolera de 16 años. Hace escasos días recordábamos mi hermano Arturo y yo el día en el que fuimos a sacrificarlo. Desde el mes de marzo el perro ya no era perro, no era ni la sombra de lo que fue, de un perro juguetón, agil, rápido, limpio, alegre, se tornó a un perro apagado, triste, con dolores y cada vez mas delicado. Tal vez el afan mío por mantener el perro entre nosotros le supuso semanas de agonía, de dolores importantes y de una calidad de vida que dejaba mucho que desear, e incluso en La Cabrera llegué a dormir con él en mi habitación sabiendo que se haría sus necesidades porque no se podía contener y no decirles nada ni a mi madre ni a mi padre autoengañandome de que el perro estaba todavia bien, pero no era así. Una tarde, después de comer y con mucha, pero mucha pena, mi padre, mi hermano Arturo y yo fuimos a Vicalvaro a que pusieran fin al infierno que ahora entiendo que debía estar pasando el pobre animal, y que si verdaderamente le quería como yo le quería debería haberle puesto remedio antes, pero no es fácil poner fin a una relación tan larga y de aquella manera. Al salir del centro, con la sensación de haber hecho lo correcto sin ninguna duda pero con un dolor en el alma indescriptible nos metimos en el coche, y durante unos minutos nadie dijo nada, el coche no se movio y tan solo podíamos ver como llorabamos unos y otros. Esta es la parte dura de tener una mascota, pero si tuvieramos siempre ese miedo al dolor, no querriamos a nadie, no haríamos nada en la vida, y nuestra vida estaría vacía, por lo que sin duda, la decisión de tener otra vez perro es un motivo de alegría, porque las satisfacciones que te dan a cambio de nada, todo lo que entregan sin pedir nada a cambio es suficiente recompensa como para tener uno y cien perros durante toda una vida. Cuando fuimos en el mes de diciembre a cazar a Extremadura no pensaba que de ahí saldría esta oportunidad de tener perro, y la aproveche, claro está que oportunidades así no se puedes desperdiciar. Creo que en estos primeros meses será complicado educarle, hacerle entender las cosas y seguro que alguna trastada nos hace, pero bueno, son cosas que debemos tener asumidas, pero sin duda, cuando salga a cazar, cuando salga a coger setas, cuando estemos en La Cabrera y cuando salgamos a paserar por Tres Cantos, disfrutaremos los 3 porque creo que vamos a vivir buenos momentos con este bicho. Larga vida a Bauer y Arturo, ya puedes ir teniendo perra que tenemos que tener cachorritos...