Caza, pesca, naturaleza y vida

13 noviembre 2007

En Extremadura con Luis de Castro

Si hay un personaje importante en el panorama cinegético de mi vida ese es Luis de Castro. Amigo de mi padre desde hace muchos años, compañero de cientos de jornadas de caza y posiblemente una de las personas que mas sabe de campo de toda españa, no obstante se ha dedicado, se dedica y se dedicará a ello siempre. Ya hace casi 35 años que mi padre no caza con él como antes ellos cazaban, 4 días en semana, o 5 algunas veces. Mi padre cuando empezó a tener hijos se privó de aquello que mas le gustaba, la caza. Sabia decisión la suya, ya que sin ninguna duda, el ritmo de vida que llevaba cazando era del todo incompatible con una familia con 3 hijos. Esa decisión no todo el mundo es capaz de tomarla, y mi padre lo hizo. Despues de que todos, mis hermanos y yo, ya nos valemos por nosotros mismos económicamente hablando (porque en el resto de cosas...) parece que mi padre está dispuesto a retomar en parte ésta su gran afición, la caza. De la mano de Luis ya van dos años consecutivos que vamos a Extremadura a cazar, con dispar fortuna, ya que el año pasado tiramos los dos en la montería que fuimos y este año fuí yo quien tirío también. Pero no vamos a quedarnos con eso que solo es parte de la caza, la caza es mucho mas y ahora voy a pasar a narrar como fue toda la jornada.

Todo comienza con el viaje, salimos de Tres Cantos a las 18:00 h. ya que mi padre me viene a buscar, nos esperan al menos 240 km por delante, ya que a Navalmoral hay 200 km. Salimos, el GPS no tiene el pueblo donde vamos, pero bueno, si hace 40 años llegaban a los pueblos sin planos, ¿como no vamos a llegar nosotros ahora? Salimos, y despues de unos 200 km. llegamos a Navalmoral de Mata, y nos perdemos por dentro pero conseguimos salir, de nuevo, a la Autovia que traíamos porque no necesitábamos entrar en Navalmoral para nada, pero bueno, ya de paso llenamos el depósito y nos pusimos otra vez en marcha. Conseguimos orientarnos hacia Plasencia y sabemos que antes de llegar a Plasencia hay que coger la N-630 hacía un pueblo que se llama Hinojal, pero no encontramos nada y el GPS la mayoría del tiempo me indica que voy por fuera de la carretera, por mitad del barbecho, ya que las obras le confunden y decido quitar el GPS y pasar al mejor sistema de orientación del mundo, parar y preguntar en la gasolinera. Paramos a la entrada de un pueblo llamado Cañaveral y me dicen que estamos al lado de Garrovillas de Alconétar, que es donde vamos y hay que ver como cambian sugún las zonas los conceptos de cerca y lejos... Casí 40 km. hasta dicho pueblo, por una carretera infernal, de curvas, mal pintadas y por supuesto de noche pero al final llegamos. Nos equivocamos de hostal nada mas entrar al pueblo, aunque es curioso, tienen el mismo nombre, pero uno es un restaurante y el otro un alojamiento de la Junta de Extremadura. Nos indica muy amablemente el dueño del bar y nos disponemos a buscar la Plaza Mayor del pueblo. De noche no se tienen referencias correctas del tamaño de los lugares que visitas y para mí, el pueblo era un pueblo pequeño, y cuando nos ponemos a buscar la plaza, le decía a mi padre, esto no es Manhattan y total, que llegamos a una calle estrecha que parece desembocar en lo que puede ser una plaza y vaya que si lo era, una plaza, una señora plaza. Nos decimos a la vez, Joder, si parece la Plaza Mayor de Salamanca... Impresionante el tamaño de la plaza y no menos impresionante el sitio donde íbamos a dormir. Un palacio restaurado, muy sobrio pero muy bien hecho era nuestro lugar de pernocta y allí cenamos con casi todos los cazadores de la montería del día siguiente y con Luis de Castro y como no podía ser de otra forma, la cena fue un cúmulo de anécdotas venatorias incluida una de un personaje peculiar, que es el jefe de todos los hijos de Luis, un empresario de Talavera de la Reina que llegó a cazar con un Volkswagen Phaeton. este individuo de mas de 60 años, con una gran esperiencia en caza nos contó que estuvo hacía poco en una montería en la que mato la nada despreciable cantidad de 27 venados y el que menos tenía 14 puntas. Claro, eso segun lo están contanto a una persona como yo nos hunde en la miseria, pensar que este tio ha matado en un solo día mas venados que posiblemente mate yo en toda mi vida. Pero bueno, en fin, cada uno tiene lo suyo, el nunca ha matado un Arruí y yo si... jajajajajaja. Total que después de una gran cena, de comida de autor, con unos postres exquisitos, nos retiramos a las habitaciones y nos disponemos a dormira antes de la gran cita. Dormir con mi padre es un toda una aventura, me lleve el libro que estoy leyendo para tener mucho sueño y que los ronquidos de mi padre no hicieran mucha mella en mi, pero resultó del todo imposible. Casi no dormí nada pero bueno, la montería merecía la pena. Sobre las 7:45 me levanté y nos preparamos para un buen desayuno típico extremeño, unas buenas migas con huevos fritos, y todo lo que te puedas imaginar para deayunar, un auténtico placer. Casi una hora de desayuno y por fin el sorteo de los puestos. Mi padre se queda fuera fumando plácidamente un puro y yo entro en el sorteo y cojo el puesto de mi padre y el mio, y me toca una traviesa (la primera vez en mi vida que me toca) y a mi padre le toca en otra armada. Una vez acabado el sorteo todo el mundo se pone en marcha hacia la finca y es cuando ya empieza a resperarse el verdadero ambiente de la montería, muchos coches en la plaza, mucho todo terreno, muchas rehalas, muchos ladridos de perros que esperan ansiosos el momento de la suelta y nervios, porque a mi por lo menos me pone nervioso este momento de partida hacía la finca. La finca es preciosa, a escasos 10 minutos del pueblo y allí nos volvemos a repartir en los menos coches posibles para hacer el menor ruido posible. En la primera armada que sale va mi padre, nos deseamos suerte y bueno, como se dice en estas ocasiones por lo menos que veas los perros. Casi 20 minutos después sale mi armada en dos coches, campo a traves completamente, sin camino y sin nada, una verdadera aventura pero que es un placer vivirla. Llego a mi puesto y el sitio es inmejorable, el puesto de la derecha le veo, está lejos, sin peligro y el de la izquierda tapado por un buen talud, sin peligro también, así que veo fácil la posibilidad de tirar sin riesgo para nadie. A los 15 min de estar puesto, un ruido, observo y localizo a un zorro que viene de frente a mi, no me ha visto, no me ha olido, y se me viene encima. En otras circunstancias le hubiera tirado, pero al comienzo de una monteria buena, no voy a dejar que un zorro descubra mi posición así como así. Cuando está a estasos 30 metros de mi, muevo mi arma, el destello del sol sobre el cañón me descubre y el zorro me ve, y su trote tranquilo y sosegado se vuelve en carrera como alma que lleva el diablo. En escasos segundos desaparece de mi vista. Bueno, por lo menos algo hemos visto ya, en la mayoría de las monterías a las que he ido no he visto ni esto. Como a la medía hora una liebre viene a beber agua a la enorme charca que tengo delante, como a unos 80 metros, con mis prismáticos me da tiempo a verla, a disfrutar de su presencia y ver como se pierde en la espesura del monte, ajena a la batalla que allí se fragua y que no va con ella. Poquito después un nuevo visitante, pero esta vez en el aire. Un buitre negro vuela en círculos presagiando lo que en todas las monterías ocurre, alguna muerte y por tanto con algo de suerte, algo de comida para los carroñeros como él. Un par de grajas revoletean cerca de mi puesto, a una altura francamente exagerada para la época pero el día acompañaba y los animales también disfrutan dejándose llevar por las corrientes que les sirven de excepcional balcón para divisar todo lo que ocurre donde nosotros estamos. Acto seguido un nuevo raposo se acerca por la ladera de enfrente, mas esquivo, mas cauto que el anterior. Con un lustre en el pelo que hace pensar que el verano y lo que llevamos de otoño no está siendo para nada duro para los zorros y de éste disfruto aún mas. Está a tiro, pero tampoco quiero tirarle, quiero salvaguardar las posibilidades de que en algún momento algún cochino, macareno, navajero o como queramos llamar al jabalí,, irrumpa en el puesto y tengamos la oportunidad de obtener tan preciado trofeo. Casi 20 minutos estuve observando a la zorra en las proximidades de las peñas que dominaban desde lo alto la charca que tenía enfrente y cuando menos te lo esperas pasa lo que estás deseando. Por el rabillo del ojo veo un bulto negro que sobre la linde del cerro mas lejano que tengo a casi mi espalda lleva una velocidad y una dirección que sin duda hacen pensar que no es un perro y que puede ser un guarro escapando de los perros y posiblemente tiroteado hace unos instantes en otra armada como pude bien oir. Atento a por donde podría salir de nuevo el guarro me fijo en la posible escapatoria que tiene el animal hacia la charca por un carril de monte limpio por el que puede bajar, pero demasiado limpio para que un guarro sin los perros mordiendole el rabo pase por allí. Efectivamente sale mas arriba, ya le puedo ver, tengo tan solo una oportunidad para disparar y acertar, le sigo con el rifle, no hay mas de 80 metros de distancia y le tiro. Es un guarro grande, no es una guarra, ya que según las observaciones de mi padre que creo que de esto sabe un poco, los jabalíes machos corren con el rabo hacia arriba y así iba este. Además esa un guarro cano, grande, lo que en mis pensamientos está siempre como el trofeo mas deseado. Disparo y fallo, el guarro se tapa por el poco monte donde tiene protección y yo corto cartucho (osea que cargo de nuevo el arma) y cuando le vuelvo a tener a tiro le veo al trasluz. En cuestión de décimas de segundo pienso, estás en una traviesa, en mitad de la mancha que se caza, no sabes exactamente donde están los otros puestos y tu arma tiene un alcanze cercano a los 2500 m. es mejor dejarle ir y no tirar no vaya a ser que tengamos un disgusto de los que tantas y tantas veces se oyen por ahí y que cuestan vidas desgraciadamente. Acto seguido el puesto de al lado le solto no menos de 6 tiros al cochino que parece que no tenía firmado el final de sus días en esa montería. Después de esto la calma, y sobre las 15:00 h el final de la montería. Un día precioso, buen tiempo, un jabalí esquivo, dos zorros curiosos y aves como espectadores de la montería. Hasta aquí todo perfecto pero luego ocurrió algo que no debería pasar nunca y es la segunda vez que me pasa en el campo y no sienta nada bien. Veo que el puesto de mi lado se marcha, al cabo de un rato aparece el postor (persona que te indica donde te tienes que colocar para cazar) y me pregunta si he tirado y le digo que si, y me dice que muy bien y se va, total, que ahí me quedo. Esperando y sin saber si nadie viene a recogerme. Menos mal que si algo me enseñó mi padre fue que me fuese donde fuese, tomase referecias, me orientara por si pudiera pasar esto, quedarte solo en el campo. Pues lo dicho, recogí mis trastos, morral a la espalda, escopeta al hombro como escribio Miguel Delibes y me fuí hacia el coche. Tenía un paseo largo, pero bueno, con calma y sin mucha prisa pero con un cabreo considerable como a la media hora conseguí llegar al camino donde nos desviamos, pero de ahí tenía todavía otros 20 minutos al coche. Cuando coroné la zona mas elevada del camino apareción un todo terreno con una pareja dentro y les pedí que me acercaran hasta mi coche que se encontraba en la puerta de la finca. Una vez en él, ya me cambié de ropa ya que la sudada había sido considerable, y me baje hasta lo que pensé que era la casa de la finca y no, en mitad del campo, donde se reunen todas las piezas cazadas, habían montado una comida de lujo, pan del bueno, embutido de la zona, judías blancas y carne asada con patatas mal echas y de postre dos tartas de diferentes tipos y para beber lo que quisieras. Sobre las 16:30 h. mi padre y yo después de despedirnos como dios manda de todos los compañeros de caza nos encaminamos hacia Madrid. 265 km. según el gps y además los últimos 100 en caravana pero sin duda merece la pena, pasar un día de campo así. No se si disfruto mas por mi mismo o por ver de nuevo a mi padre disfrutando con lo que ha sido su gran pasión, la caza y parece ser que en los siguientes años, la cosa irá a mejor. Eso espero.

1 Comments:

At martes, noviembre 24, 2009 1:42:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

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